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Arquitectos: ARCHITEKTEN
- Área: 280 m²
- Año: 2021
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Fotografías:Bicubik
Descripción enviada por el equipo del proyecto. Los árboles son criaturas increíbles. Algunas especies, que surgen de semillas diminutas, pueden superar la altura de un ser humano en una sola temporada de crecimiento, mientras que otras tardan décadas para desarrollar una copa madura. El Jardín de Cascarilla explora las cualidades espaciales de esta transformación efímera, donde se desea descubrir la fenología del sistema, -el cambio que producen las variaciones climáticas sobre las plantas y animales-, se vuelve legible y performativa. El Jardín de Cascarilla se localiza en el valle andino de Tumbaco, Ecuador en una altitud de 2350 metros sobre el nivel del mar. A pesar de su elevación, no se encuentran estaciones que cambien el clima y el paisaje drásticamente, dada la ubicación de Tumbaco solamente a 10 minutos y 51 segundos debajo de la línea ecuatorial.
Por lo tanto, variaciones sutiles en el clima como la época lluviosa y la época seca son suficientes para renovar el paisaje. El objetivo del jardín es explorar estas variaciones. Este jardín experimental emplea solo especies arbóreas para transformar la superficie abierta y limpia de un área verde comunal en una habitación exterior. El proyecto recrea un paisaje que va más allá de las creencias tradicionales sobre la vegetación donde las plantas son estructurales, espaciales, activas, dinámicas, reveladoras, funcionales, y performativas. El tiempo como protagonista del cambio se vuelve el generador de nuevas experiencias peculiares que esperan a ser descubiertas.
El experimento inició hace 24 meses con la siembra estratégica de 20 especies de árboles. A partir de ahí, las especies fueron dejadas a merced de la sucesión ecológica y la competencia relacionada con la selección natural. Dando nombre al jardín, un plano triangular continuo de cáscara de palma africana -cascarilla- se extiende por toda la superficie, lo que permite que cualquier área cambie entre ser plantable, transitable, o de estancia, en un determinado momento. Además, el estrato de cáscara de palma protege el suelo de la erosión, mantiene la humedad de la superficie evitando una rápida evaporación, ayuda al crecimiento de las raíces, y mantiene el plano superficial fresco en días soleados. A pesar de que la cascarilla es el elemento más constante del jardín, esconde interacciones invisibles que suceden en las profundidades como la estructura de las raíces, que probablemente es un espejo de la feroz competencia en la superficie.
El jardín es una coreografía de especies dispuesta en una cuadrícula meticulosa de 3 metros por 3 metros, donde la trama de árboles eventualmente crece y se entrelaza para formar una serie de habitaciones efímeras dentro de la superficie. A los 12 meses, la competencia entre las especies produjo que los árboles de rápido crecimiento sobresalgan sobre las copas del resto; mientras que los que no lograron sobrevivir, generen los espacios intersticiales acogedores que actualmente son utilizados por los usuarios: las hileras de árboles se convierten en pantallas transitorias que ahora proveen opacidad, sombra y hábitat a seres humanos y no-humanos. El bosquete es un experimento que también ha permitido explorar aspectos como transparencia, tono, y textura de cada especie de árbol y sus habilidades en las que pueden configurar los espacios exteriores. La paleta de árboles ha sido seleccionada cuidadosamente por sus condiciones de crecimiento y atributos efímeros como presencia de flor, fruto, follaje, y aroma.
Las condiciones de límite, borde, transparencia, apertura, cierre, sombra, y temperatura generan un confort deseable para actividades al aire libre a manera de sala exterior que se complementa con el uso de mobiliario liviano y móvil. Además, el Jardín de Cascarilla propicia encuentros inesperados entre humanos y no-humanos. Los bosquetes son hotspots críticos de diversidad ecológica, así sean pequeños parches fragmentados sirven como banco de semillas y refugio seguro para muchas especies, y atraen una cantidad importante de polinizadores, insectos y aves. El mecanismo de interacción ha sido capturado a través de fotografías y diagramas que han permitido entender, conceptualizar y emplear estas cualidades dinámicas de las plantas para el diseño del paisaje justo en la línea ecuatorial. Asimismo, brotes inesperados surgieron de árboles muertos y se han sembrado nuevos árboles en el 50% de los vacíos resultantes. Estas plantas recién nacidas ahora se quedan solas para adaptarse a este entorno competitivo. Hoy en día, el experimento continúa en proceso.